Sirva un breve preámbulo para agradecer el impulso de amigos y colaboradores para reanudar este ejercicio de reflexión y propuesta en la crónica de los días.
Las causas y evolución
Bajo el colosal designio de una reelección cuestionada, en 2004 George Bush desafía el ciclo del modelo capitalista que anunciaba ya una desaceleración de su economía, y bajo el “principio norteamericano” de que la industria militar impulsaría la producción y, porque no, también los negocios familiares, se dio el lujo de emprender una aventura militar en Iraq.
Queda claro al mundo entero que no existe oficio político en Bush, sino privilegio de rentas. Sus socios irrumpen sin piedad en la conquista y destrucción del territorio iraquí y luego en su reconstrucción; así toda la renta petrolera queda en pocas manos, al igual que la mayoría de los negocios derivados. Los flujos de capital que produce el petróleo iraquí no llegan a la metrópoli y los amigos de Bush deciden invertir en los mercados emergentes como China e India, principalmente.
En el plano doméstico y con la intención de dinamizar una economía herida por la baja productividad y competitividad; así como por una administración facciosa e ineficiente, la autoridad monetaria de EU abarató el dinero fijando las más bajas tasas de interés en la historia y propiciando así una fiebre de préstamos baratos, especialmente en el sector inmobiliario.
En pleno frenesí y a manos llenas prestaron los grandes corporativos de inversiones (Bear Stern y IndyMac) y algunos bancos metidos en el negocio de las hipotecas (Freddie ac y Faniie Mae). La mano invisible de Adam Smith brilló por su ausencia y el mercado jamás se autoreguló o se ajustó a las realidades económicas de EU y del mundo. La bomba explotó.En Dios confiamos (In good we trust)
Y siempre la fiebre se acompaña de la pesadilla. La expansión económica resultó artificial y en 2007 el consumidor de servicios bancarios y financieros, que gozaba de flamantes bienes y servicios “a crédito”, ya no pudo pagar sus mensualidades porque su prioridad era tener el estante lleno. La sociedad se enfrentó a un drástico aumento en los precios de productos básicos, principalmente alimentos y energéticos derivados del petróleo (energía eléctrica y gasolinas).
Era pues inminente un masivo retraso y moratoria en los pagos de créditos y también lógico imaginar que los grandes inversionistas estaban a punto de correr antes de salir despelucados. No había pues dinero líquido de retorno. Cundió el pánico y la falta de fe; en las bolsas de valores en EU las acciones de las empresas bancarias y financieras fueron atacadas por sus propios mancebos y la especulación se desató sin piedad.
El divino dólar terminó depreciado y el déficit comercial de EU creció galopante. El ciclo económico de bonanza se había cumplido hace años, pero como buen dipsómano Bush se obstinó en no aceptar la realidad, haciendo más dolorosa la caída. La sociedad norteamericana ha perdido la confianza en su gobierno financiero y el resto del mundo también.
Un fobaproa a la gringa
Planteada y plantada ya la crisis en EU, durante 2008 no tardaron en manifestarse sus efectos en otros mercados del mundo, pues el gran consumidor ya no tuvo para invertir en ese consumo desquiciante ni para importar la enorme cantidad de bienes y servicios de una sociedad atrapada en la compra compulsiva.
Los gobiernos del mundo y principalmente el de EU anunciaron rescates millonarios en los sectores financieros, automotriz, aeronáutico, etc. Los dineros del contribuyente ahora sirven para inyectar liquidez a un sistema desquiciado. Las medidas parecen inverosímiles para cualquier neoliberal, pero para los mexicanos no. Este fobaproa a la gringa lo conocemos; dice tener como objetivo no poner en quiebra el sistema de pagos, tranquilizar a los depositantes de ahorros y reestablecer la confianza entre entidades financieras. La sociedad norteamericana saborea nuevamente, como en 1929, el poder de la confianza…en el trust.
Acciones locales para enfrentar una crisis global
La situación de México, cuya economía gravita en la órbita norteamericana, es simplemente comprometedora en esta crisis por decir lo menos. Aunque las variables macroeconómicas vienen siendo controladas con cinturón de fuerza desde hace años, la dependencia de las exportaciones a EU nos hace vulnerables; así como la inevitable disminución en el flujo de inversión directa y de las remesas de connacionales.
Para mitigar el impacto de la crisis, el gobierno federal anunció 10 medidas como parte de un Programa de Apoyo a la Economía; no obstante considero que la efectividad de cualquier medida tendrá su mejor aplicación e impacto en el ámbito local, como lo señaló el Secretario de Finanzas, Javier Duarte, durante la presentación del tema “Perspectivas financieras para 2009 y estrategias económicas del Lic. Fidel Herrera Beltrán para el estado de Veracruz”.
Resulta oportuno el anuncio público del “Acuerdo sobre Estrategias y Acciones que se propone cumplir el Gobierno del estado de Veracruz para enfrentar la Coyuntura Económica”, en el que se destacan cinco puntos que van de la identificación de los impactos de la crisis; la necesaria coordinación en los tres niveles de gobierno; el impulso al desarrollo regional; el fortalecimiento del mercado interno y la evaluación de los programas de obra pública. No obstante, será necesaria su traducción en acciones concretas y su seguimiento, a fin de garantizar la articulación efectiva de recursos y esfuerzos.
Es alentador saber que en paralelo de estas políticas, se ha presentado un presupuesto no recesivo para 2009 en el estado de Veracruz, mayor en 7.5 % al del año anterior. No obstante el reto se encuentra en su ejecución correcta a lo largo de cada ejercicio fiscal y en su orientación a la reactivación del mercado interno y a potenciar las capacidades productivas de las regiones. La obra pública sigue siendo un detonador inmejorable en la generación de empleo, pero no es el único. Para obtener resultados duraderos habrá de apostarse por acciones que centren la atención en la capacidad de la persona y su dignidad, a través del impulso de proyectos productivos adecuados y pertinentes a cada región.
El anuncio de que no serán creados nuevos impuestos genera certidumbre en el contribuyente y alienta la inversión, que en recientes fechas ha tenido un significativo impulso en la búsqueda de inversiones en Veracruz provenientes de China y Canadá. Es deseable e improrrogable alcanzar mejores niveles de recaudación, pues hoy día los ingresos propios sólo significan el 4.3% del presupuesto total del Estado, lo cual plantea la necesidad de un sistema recaudatorio más eficiente, ente otras medidas.
Los costos de la actual crisis mundial son inevitables y enfrentarla con éxito implica un esfuerzo colectivo que, en mi opinión, debe gestarse desdel ámbito local y con la participación activa de la sociedad. En Veracruz están planteados oportunamente los instrumentos de política económica, el reto es traducirlos en acciones de bienestar concreto para la población. El modelo de desarrollo ha tocado fondo y la apuesta es por la gente y por el fortalecimiento de los mercados internos.
domingo, 21 de diciembre de 2008
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